Las gentes de “la cultura”
Siempre me he preguntado (bueno, no siempre, que sólo hace unos años que me he convertido en un “intelectual”) quién es el que decide qué es cultura y qué no lo es, y el caso es que nunca he logrado averiguar la respuesta.
Parece ser que cultura, entre otras cosas, es hacer unas pintadas con más o menos gracia en una pared de la calle. Reconozco que algunas de ellas son verdaderas obras de arte, pero otras parecen simple suciedad puesta ahí para fastidiar (será que no las miro con ojos de artista).
También hay quien identifica como expresión cultural un monolito rocoso puesto por una grúa en medio de una plaza pública que lleve el nombre de algún antiguo político republicano. Cierto es que también se puede atisbar algo de belleza en esos pedruscos, pero a veces sugieren más una tomadura de pelo del “artista” que un trabajo bien pensado y elaborado (mi miopía artística puede estarme jugando de nuevo una mala pasada).
¿Y qué decir de la literatura? ¿Cualquier cosa escrita es un bien cultural? Es posible que así sea porque, aunque lo escrito sea una completa basura para muchos, tal vez sea de algún interés para otros.
A lo que quiero llegar finalmente es a que, como parece que por “cultura” se puede entender casi cualquier cosa que emane de la mente (sana o insana) de un ser humano, no acabo de entender la razón de que el Estado subvencione ciertas formas de cultura y no otras.
¿Por qué el cine tiene un trato de favor con respecto, pongamos por caso, a la colombofilia? ¿Por qué un cineasta tiene que contar con dinero del erario público y una persona dedicada al estudio de las lenguas muertas no tiene ese privilegio?
Mi pequeñez intelectual no alcanza para comprender estos grandes enigmas que, gracias a Dios, nuestros gobernantes hace tiempo que lo comprendieron y, con su acertado criterio, nos guían por el camino adecuado.
¡VIVA LA CULTURA EN TODAS SUS ABSURDAS FORMAS!
P.D.- ¡Qué guapa estaba la Ministra en la gala de los Goya! Me encantaría que todo el mundo vistiese con tanto gusto y elegancia a la vez que con tanta delicadeza y sensibilidad.