Los falsos pobres
Esta tarde, charlando con mi amigo “El Censor”, cofundador de este remanso de libertad que es nuestro querido blog, he encontrado un tema para el debate. Nuestra conversación ha comenzado tratando el tema de las multinacionales que, previsiblemente abandonarán nuestro país para buscar mayor rentabilidad en otros lugares. Hemos hablado de lo fácil que está el despido, de lo caros que están los pisos y, en fin, de lo complicado que parece hoy en día lanzarse a formar una familia (del tipo que sea, incluidas las familias de más de dos padres-madres).
En estas divagaciones andábamos cuando yo he decidido plantear algunas preguntas:
-¿En nuestra familia entraban dos sueldos a casa? (en la de ambos contertulios sólo había un sueldo).
-Cuando se casaron nuestros padres ¿tenía una vivienda cada uno? (nuevamente coincidimos en el no).
También puedo afirmar que en mi familia nunca hubo coche (ni siquiera uno), ni veraneos anuales a sitios diferentes para no repetir (¡qué aburrimiento lo de ir siempre al mismo sitio), ni salidas a McDonald’s cada vez que hiciera calor en casa, ni, hablando de calores, aire acondicionado (y puedo asegurar que en los años setenta hacía tanto calor como ahora).
Me parece maravilloso que la gente quiera tener su piso propio (una persona-un piso), pero lo que me parece absurdo es que queramos tener piso, coche, viaje anual al sitio más lejano que exista, copitas semanales (cuando no diarias), cuatro o cinco cenas caras al mes (cenar por diez euros es una cutrez), la nevera llena de productos dietéticos de gran calidad (los productos Alipende o Hacendado están vetados), aire acondicionado en toda la casa (es que antes no hacía tanto calor, pero como está cambiando el clima…) y, por supuesto, un coche en el garaje y otro en la calle (a renovar cada cinco años como poco).
Reconozco que hay gente que lo pasa verdaderamente mal, que no llega ni a mitad de mes, pero me da la impresión de que hay una gran masa de llorones que no sabe hacer otra cosa que cacarear su pobreza desde el asiendo de su Audi A6 de última generación o mientras beben una copita de whisky con Cocacola que les ha costado diez euros.
Una pareja con ingresos de mil euros mensuales (sueldo muy cutre según los “analistas”), cada uno, suma unos ingresos de, 332.000 pesetas ¿De verdad no se puede vivir con eso (incluso con la barbaridad de precios que tienen los pisos)?
Por respeto a quienes de verdad no tienen lo necesario para vivir, ruego a los que se quejan de vicio que revisen un poco sus ingresos y sus gastos para que, si de verdad necesitan todo aquello en lo que se les va el dinero, enarbolen la bandera de la pobreza pero, si el grueso de sus ingresos se va en cosas prescindibles o absurdas, que arríen la bandera de la pobreza e icen la de la simpleza.
¡Hay que ver lo que nos gusta hacernos las víctimas a algunos!