Mi trabajo es un petardo
Cada vez que cambio de empresa o de proyecto (palabra rimbombante con la que definimos los informáticos las tareas que se nos encomiendan), me pregunto si por fin habré dado con algo que me satisfaga (aunque sólo sea un poquito), pero a los pocos días (a veces el primero) me doy cuenta de que no, las cosas siguen siendo un desastre y yo me siento incapaz de contribuir a cambiarlas.
Esa inquietud me mueve a seguir buscando lo que tal vez no exista (me parezco a ZP en su búsqueda de esa quimérica paz negociada con ETA) y, con ayuda de esa gran herramienta que es infojobs.net (y otras muchas), me basta actualizar mi currículum y, dependiendo de cómo se comporte el mercado, me llaman sin más o hay que dedicarse a buscar ofertas que a uno le satisfagan. El caso es que de las ofertas que veo no me satisface ninguna porque en todas ofrecen cosas muy bonitas que no tienen nada que ver con la realidad o que son, sencillamente, bobadas (posibilidad de desarrollo personal y profesional, excelente ambiente de trabajo, etc.) y solicitan otras no menos necias (gente con ilusión, con ganas de aprender, proactivas, etc.).
La verdad es que, dada la bonanza económica que vivimos (gracias a nuestro gobierno de progreso, por supuesto), ahora basta actualizar el currículum para que haya alguien que te llame para concertar una entrevista. Uno se siente como si fuera un artista de éxito, se te rifan. En mi caso, con los catorce años de experiencia que avalan mi gran profesionalidad (eso debería decirlo en las entrevistas, pero opto por reconocer mi gran incompetencia y así me va), los entrevistadores se emocionan al ver la interminable lista de conocimientos que mi currículo enumera, pero cuando les digo que eso que hay escrito no es una lista de lo que sé sino de lo que he hecho en mi vida, se desdibuja su sonrisa. No obstante, ellos siguen preguntando cosas, pero ya con un tono más distendido, quizá porque ya saben que no soy su candidato ideal (la capacidad de mentir suele ser una virtud muy valorada en el entorno laboral) y no necesitan ponerme a prueba para ver cómo reacciono ante situaciones tensas.
A partir de ahora intentaré aplicar las técnicas que he aprendido de tantos y tantos maestros en paripé que he tenido a lo largo de mi vida y ya os contaré los resultados.



