El mejor Gran Hermano

Para que veamos que no todo en el mundo es malo, hoy traemos al blog un tema inocuo pero no por ello menos interesante: Hablaremos de Gran Hermano. Pero no de cualquier Gran Hermano sino del que concluyó el domingo pasado, Gran Hermano 7.

Para mi gusto, este año hemos podido disfrutar de la mejor entrega de este polémico y denostado programa. Esta vez hemos podido ver cómo dentro de la casa dos miembros de esa extraña familia eran arrinconados y detestados por casi todos los demás. Pepe y Dayron sólo contaban con el apoyo y comprensión de Raquel López y de Javi, pero eso no era suficiente para evitarles estar en el sillón de los nominados semana tras semana.

Jamás se vio con más claridad el fenómeno de la marginalidad como en este programa. Ocho personas decidieron que nuestros dos seres marginales no se merecían estar en la casa y se emplearon a fondo para intentar echarlos, pero el público fue quitando de en medio a todos y cada uno de los que se sentaban en el sillón de los nominados junto al madrileño y el cubano.

Siempre me ha parecido una necedad gastar dinero en llamar para votar en programas de este estilo, pero lo cierto es que no es más inteligente jugar a la lotería y hacer las quinielas a pesar de que sean cosas socialmente más aceptadas. El caso es que, en esta ocasión estoy agradecido a todos los que gastaron dinero para hacer realidad mi sueño de ver a Pepe ganador .

Los que iban saliendo de “La Casa”, sobre todo Inma (la granadina que antes de ser famosa se pintaba como una mona para mostrar su gran personalidad y que, tras la expulsión, se plegó dócilmente a las indicaciones de quienes le pagaban para soltar veneno por su boquita), ponían a Pepe a caer de un burro por utilizar a Dayron en su provecho, pero aquel, lo primero que hizo cuando se supo ganador, fue anunciar que su premio sería dividido en dos partes y una de ellas sería entregada al caribeño.

Y con esta breve narración que seguramente no interese a casi nadie, doy paso al resto de los contertulios.

¡VIVA MERCEDES MILÁ (aunque diga “detrás mía” la muy cazurra)!
¡VIVA DON PIMPÓN!
¡VIVA CAPONATA!