Amarte así, Frijolito

El bombazo televisivo del momento se llama “Amarte así, Frijolito”. Es una telenovela mejicana de gran calidad en la que se entremezclan sentimientos de amor, pasión, odio, venganza y cualquier otro que podamos imaginar.

Frijolito no sabe quién es su padre, pero lo malo no es eso sino que su madre tampoco lo sabe. La acción se desarrolla entre un completo lío de parentescos. Don Pedro (un gordote bonachón que regenta un restaurante abocado al fracaso) vive con un hijastro que lo odia y que quiere vengarse porque el pobre viejo le dio una “cachetada” cuando, de pequeño, faltó al respeto a su ahora difunta madre (esposa de don Pedro en segundas nupcias). Del primer matrimonio de don Pedro nacieron tres hijos de los que, por su pasado de borracho impenitente, perdió la pista sin saber que ahora viven cerca de él (alguno de ellos incluso es amigo suyo).

Ignacio, uno de los hijos de don Pedro ama a Margarita, madre de Frijolito y don Pedro ama a la “mamá” de Margarita (la señora Evangelina) pero no se atreve a confesarle su amor. Pero todo adquiere una emoción mayor porque resulta que el hermano de Ignacio (Francisco), viudo de la hermana de Chantal que es la prometida de Ignacio a pesar de que éste ama a Margarita… El hermano de Ignacio, decía, también está loco por Margarita que trabaja en su casa como criada y es odiada por Chantal y su madre (cuñada y suegra del viudo).

No hablaré de la hermana de Ignacio y Francisco que acaba de dejar los hábitos porque me extendería demasiado. Sólo puedo recomendar que nadie se pierda un sólo capítulo de Frijolito.

En fin, como se puede comprobar por el breve esbozo que he hecho de la trama de esta bella historia que va enredándose día a día y que engancha con la calidad de sus actores y el interés de su historia que, por su “sencillez”, podría ser la historia de cada uno de nosotros (más bien de todos juntos, porque personajes no faltan).

Animando a los colaboradores del blog a comentar cualquier aspecto de esta gran serie, dejo aquí mi intervención para dar paso al debate.