El orgullo gay
Un año más se ha celebrado el día del orgullo gay con gran alegría y afluencia de público. No me pondré a dar cifras de asistencia porque para eso están los organizadores, la policía y los que lo saben todo (habitualmente del gremio periodista).
El tema de hoy no tiene tanto que ver con la homosexualidad como con ese extraño afán que tenemos de sentirnos orgullosos de cosas que nos vienen dadas. ¿Por qué sentirse orgulloso de ser Español, catalán, vasco o de Alpedrete? ¿Puede un calvo sentirse orgulloso de no tener pelo? ¿Y un gigantón de dos metros tiene algún motivo para enorgullecerse de ello? ¿Qué sentido tiene enorgullecerse de todas esas cosas que somos o tenemos sin haber requerido mover un dedo para conseguirlas?
Enorgullecerse de haber conseguido subir al Everest, de escribir un libro de éxito, de hablar correctamente cinco idiomas, de haber salvado la vida a unas cuantas personas, de ser el arquitecto que ideó un gran edificio o de tantas o, simplemente, de ser una buena persona o de tantas cosas que requieren de esfuerzo; enorgullecerse de eso, decía, puede tener un pase, pero sentir orgullo de ser rubio, alto, bajo, heterosexual, homosexual o de Albacete me parece una necedad inmensa.
Comprendo que las manifestaciones de homosexuales pidiendo que se les respete como a cualquier otra persona tuvieron, y quizá tengan, sentido, pero una cosa es pedir respeto y otra subirse al carro del orgullo.
Esta es la definición de orgullo que da la RAE:
Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.
Así que pienso que cuanto más lejos del orgullo estemos, mejor.
P.D.- Doña Carmen Polo de Franco siempre huyó del orgullo a pesar de tener todo el derecho a sentirlo por haber sido capaz de cautivar al Generalísimo, hazaña ciclópea pues de todos es sabido que el corazón del Caudillo solo era capaz de sentir amor por España antes de conocer a la que fue su esposa. Sigamos el ejemplo de nuestra musa y apartémonos del orgullo como de la peste.
Publicado por Meteorismo galáctico @ 22:42
22 Comentaios:
Un poco de orgullo por lo que se es no viene mal.
En realidad yo creo q ese tipo de reacciones orgullosas no vienen tanto por un sentimiento puro de orgullo sino mas bien de una reacción, de una proclama por la no verguenza.
Tizona:
Que mal lo tienen los "gayes", todo lo que hacen es motivo de debate.
Now we demand a chance to do things for ourserlf
We're tired of beatin' our head against the wall
And workin' for someone else
We're people, we're just like the birds and the bees
We'd rather die on our feet
Than be livin' on our knees
Say it loud, I'm black and I'm proud
James Brown
Lo de comentar la hazaña ciclópea de Doña Carmen al conquistar el corazón del Caudillo en una entrada dedicada al orgullo gay no tendrá ningún significado oculto, verdad, o es que meteorismo tiene algo que contar antes de que lo haga 'el tomate'.
P.D. Un gremio nunca puede ser periodista
La verdad es que las referencias a Doña Carmen surgen sin más en cualquier tema que tratemos. No hay ningún significado oculto en ello.
Acepto la reconvención por lo del "gremio periodista" cuando debería haber escrito "gremio de los periodistas"
Hello Brodels.
Pues yo siempre estuve orgulloso de tener un amigo que se cagaba en los gallumbos a 100 metros de su casa después de un largo viaje en el autobus de línea por no pagar un perra gorda al taxista, muy a pesar de su volcánica cagalera, Y LO CONTABA. Como los dias en que tuvo que rebuscar con un palito en sus propias heces en busca de un diente-puente barato, anexado a su boca por un dentista colombiano de a 6 euros empaste, que se habia comido junto a un bocadillo de quesitos. Y ESTABA ORGULLOSO DE ELLO.
Viva el orgullo meteoláctico.
Yo estoy orgulloso de mi Ernesto.
El desmán ortográfico ha sido corregido tan pronto como he leído el mensaje de Cañita Brava, tan presto a velar por la corrección lingüística como lo estaba el Caudillo para defender de la integridad nacional.
Pido disculpas no con orgullo sino con humildad, esa que nace del reconocimiento de las propias limitaciones.
En respuesta a nuestro amigo Zptns sólo puedo decir que el haber hecho públicas esas narraciones, tan jocosas como reales, no es síntoma de orgullo ni vanidad sino del afán de conseguir que todos los que han pasado por trances similares “salgan del armario” y nos hagan gozar también con sus experiencias escatológicas.
Jamás me veréis encabezando la “Jornada del Orgullo Diodenal” o algo parecido, pero nunca me avergonzaré de confesar que una vez no pude retener los detritus fecales que, en avalancha, decidieron oponerse a mis órdenes de repliegue. Tampoco ocultaré a nadie (salvo al dentista que tuvo que reubicar la pieza dental) el interesante viaje a través del tubo digestivo que emprendió una funda molar un viernes para culminar con éxito un domingo por la mañana en un orinal dispuesto para su recibimiento. No puedo estar orgulloso de tamañas gestas porque no fueron planeadas por mí, todo ocurrió de modo casual.
La aventura subacuática del teléfono móvil es la única que podría hacerme sentir el sano orgullo de haberlo salvado de un destino incierto vagando por las alcantarillas de Madrid. En cualquier caso, mi talante humilde me hace reconocer que, así como lo salvé, también fui el que, de modo gratuito, lo puso en peligro por juguetear con él mientras me hallaba en situación “deponedora” (suena un tanto gallináceo este verbo).
Zirote-Man
Donde esté cagar un buen troncho, hacerle una foto y ponerla en Internet... que se quite lo demás!!!
Salu2.
¡Zirote-Man! exijo que diversifiques tu discurso y, sin olvidarte de la diodenalidad, abras tu mente (que no tu esfínter) a nuevas experiencias intelectuales.
Seguro que antes la ingenieria genética consigue que los cerdos vuelen a que Zirote-man sea capaz de elaborar un comentario coherente.
He aqui un claro ejemplo de orgullo por algo que se produce siempre invariablemente.
si, si, el temor que encerraba la posible elección de Madrid 2012 es que Gallardon habría tenido barra libre para hacer mas zanjas (si es q es posible) en Madrid.
Como premio de consolación podemos solicitar las Olimpiadas Gays
¡VIVA EL OLIMPISMO HOMOSEXUAL! Es una gran idea ¡Cómo no se me habría ocurrido a mí!.
EXIJO UN FORO ABIERTO SOBRE LAS SUCIAS MANIOBRAS DE LA PÉRFIDA ALBIÓN PARA CONSEGUIR LAS OLIMPIADAS DEL 2012
Perdón por lo airado de mi protesta pero es un ejemplo de libro de como actua el lobby anglosajón
Roy Batti
Pues yo exijo que Ansar cause baja en su catedra "De espanis Catolic Kings aprouch to the moritos remuvin problem" y regrese a liderar esta republica. Cuando menos la finalisima habria sido otra.
Pues yo exijo que Ansar cause baja en su catedra "De espanis Catolic Kings aprouch to the moritos remuvin problem" y regrese a liderar esta republica. Cuando menos la finalisima habria sido otra.
perdon por el duplicado, cosas de la puta red.
Look, I'm not a hateful person or anything—I believe we should all live and let live. But lately, I've been having a real problem with these homosexuals. You see, just about wherever I go these days, one of them approaches me and starts sucking my cock.
Take last Sunday, for instance, when I casually struck up a conversation with this guy in the health-club locker room. Nothing fruity, just a couple of fellas talking about their workout routines while enjoying a nice hot shower. The guy looked like a real man's man, too—big biceps, meaty thighs, thick neck. He didn't seem the least bit gay. At least not until he started sucking my cock, that is.
Where does this queer get the nerve to suck my cock? Did I look gay to him? Was I wearing a pink feather boa without realizing it? I don't recall the phrase, "Suck my cock" entering the conversation, and I don't have a sign around my neck that reads, "Please, You Homosexuals, Suck My Cock."
I've got nothing against homosexuals. Let them be free to do their gay thing in peace, I say. But when they start sucking my cock, I've got a real problem.
Then there was the time I was hiking through the woods and came across a rugged-looking, blond-haired man in his early 30s. He seemed straight enough to me while we were bathing in that mountain stream, but, before you know it, he's sucking my cock!
What is it with these homos? Can't they control their sexual urges? Aren't there enough gay cocks out there for them to suck on without them having to target normal people like me?
Believe me, I have no interest in getting my cock sucked by some queer. But try telling that to the guy at the beach club. Or the one at the video store. Or the one who catered my wedding. Or any of the countless other homos who've come on to me recently. All of them sucked my cock, and there was nothing I could do to stop them.
I tell you, when a homosexual is sucking your cock, a lot of strange thoughts go through your head: How the hell did this happen? Where did this fairy ever get the idea that I was gay? And where did he get those fantastic boots?
It screws with your head at other times, too. Every time a man passes me on the street, I'm afraid he's going to grab me and drag me off to some bathroom to suck my cock. I've even started to visualize these repulsive cock-sucking episodes during the healthy, heterosexual marital relations I enjoy with my wife—even some that haven't actually happened, like the sweaty, post-game locker-room tryst with Vancouver Canucks forward Mark Messier that I can't seem to stop thinking about.
Things could be worse, I suppose. It could be women trying to suck my cock, which would be adultery and would make me feel tremendously guilty. As it is, I'm just angry and sickened. But, believe me, that's enough. I don't know what makes these homosexuals mistake me for a guy who wants his cock sucked, and, frankly, I don't want to know. I just wish there were some way to get them to stop.
I've tried all sorts of things, but it's all been to no avail. A few months back, I started wearing an intimidating-looking black leather thong with menacing metal studs in the hopes that it would frighten those faggots off, but it didn't work. In fact, it only seemed to encourage them. Then, I really started getting rough, slapping them around whenever they were sucking my cock, but that failed, too. Even pulling out of their mouths just before ejaculation and shooting sperm all over their face, chest, and hair seemed to have no effect. What do I have to do to get the message across to these swishes?
I swear, if these homosexuals don't take a hint and quit sucking my cock all the time, I'm going to have to resort to drastic measures—like maybe pinning them down to the cement floor of the loading dock with my powerful forearms and working my cock all the way up their butt so they understand loud and clear just how much I disapprove of their unwelcome advances. I mean, you can't get much more direct than that.
¡Vaya rollo de aportación! Por cierto, cuando peguéis algo escrito por otra persona, procurad indicar quien es su autor (en este caso es Bruce Heffernan) para que no nos demande a la SGAE.
Me gustaría que el que ha visto interés en este artículo nos explicase cuál es el mensaje del mismo porque, sinceramente, yo no se lo encuentro. El texto me parece un petardo reiterativo bastante soporífero.
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